miércoles, 9 de enero de 2008

Primer enamorado - pt. 2

Los días pasaron y él me llegó a gustar, no es que antes no me gustara pero fue distinto, como que me empezó a hacer ilusión. En el bus pensaba que era el mejor enamorado que podía tener porque creía que no aspiraba a nada mejor, supuse que debía sentirme afortunada de que se quedara conmigo todas las tardes a diferencia de otros enamorados que máximo se quedaban con sus enamoradas unas horas después del cole, pero él no, el me acompañaba a todas partes, a mi casa, a mi academia, etc. Además, me había presentado a todos sus amigos e íbamos a sus casas así que yo me sentía como 'la' chica de Fernando (así se llamaba). Suena mal ahora que lo pienso... 'de Fernando 'de Fer''... pero en ese entonces me encantaba sentirme asi, tan suya, me sentía importante. Con él tuve mis primeras citas 'en parejas' y... sobre el tema del toqueteo, me llegó a gustar, incluso llegué a decirle que lo haga más fuerte y le daba indicaciones sobre cómo me gustara que me lamiera... y mordiera... Un día me convenció para que nos 'tiremos la pera'. En mi casa nadie se enteraba de mi vida porque les llegaba mi existencia, podía desaparecer una semana si quería y con tal que llamase no pasaba nada y él, como ya conté, vivía solo, prácticamente. Nos encontramos a unas cuadras del cole y fuimos a su casa. El plan era super sano: tomar desayuno, ver una o dos películas, ordenar algo para almorzar y después ver qué había, tal vez ir a casa de uno de sus patas o invitarlos para tomar algo. Cumplimos hasta la mitad, osea, tomamos desayuno, vimos una película y ordenamos algo para almorzar. Comimos riquísimo y harto y nos tiramos de panza a su cama, se sentó y empezó a hacerme masajes en los hombros, después en la espalda y la cintura, estaba relajadísima. Lentito, me fue quitando el polo, ya sin polo me volteó y se puso encima de mí y empezó a besarme el cuello. Era todo un caballero, para tener 16 años estaba más que bien y como antes había estado ilusionándome sentía que estaba 'enamorada', asi que dejaba que siga, me quitó el sostén y sus besos empezaron a descender hasta mis senos, los besaba con delicadeza al comienzo pero sus ganas iban en aumento. Por supuesto que yo no quería quedarme atrás, no lo quería perder, por ende, quería también tener un rol activo para que no crea que estaba con una santa. Le decía que me mordiera los pezones y que me cogiera las tetas más fuerte, con esas palabras, sabía que eso lo excitaba y tenía razón, se movía más fuerte, tenía una cara como fuera de sí. Él estaba sobre mí y nos frotábamos, me excitaba un montón sentir su pene duro a través de la ropa. De lo más brusco me desabotonó el jean e intentó bajarme el cierre pero no lo dejé. O sea... estaba excitada, me gustaba sentirlo y hasta ese momento también estaba ilusionada pero después qué iba a pasar, nos forcejeábamos y solo pensaba que no podía ser. No tenía nada que ver con que no teníamos condones ni con que pensara que estaba mal, solo que no podía ser, me agarró de sorpresa y mi instinto fue negarme pero él insistía con el forcejeo. Todo el rato forcejeando, ni una sola palabra, era obvio que yo no quería nada y que él estaba dispuesto a obligarme así que tampoco había mucho que decir. Seguimos con el forcejeo y obviamente él ganó. Logró meter una de sus manos a través de mi jean y mi calzón, a pesar de que no logró bajarme el cierre, y me metió un dedo. - No te depilas, ¿no? - No, imbécil, saca tu mano de ahí - le dije refunfuñando, colorada, violada, herida-. No fueron las palabras. De hecho, fue mi rostro. De un salto se puso de pie y me vestí más que rápidamente. Le dije que se vaya y lo acompañé al paradero porque el imbécil no sabía qué carro tomar.