viernes, 28 de diciembre de 2007

Dormir con una mujer

Luego de la experiencia en las duchas tuve otra, con otra chica, mucho más inocente. El colegio nos llevaba de retiro tres días a una de las casas de retiro de la congregación. La regla era simple: desconectarse. O sea, no periódicos, no televisión, no radio, no celulares, no relojes, nada que nos conecte. Las chicas estaban dispuestas a romper la regla y divertirse. Llevaron no solo celulares y radios a pilas sino también, comida prohibida (ajá, también prohibieron algunas comidas), revistas y, las más osadas, tragos. Las monjas revisaban las maletas pero según mis amigas, sus maletas tenían bolsillitos secretos y las botellas donde traían el trago eran pequeñas. No sé cómo lo hicieron, la cuestión es que ya todas sabíamos quiénes habían traído trago y demás. También sabíamos que una de las monjas hacía una ronda nocturna a medianoche y que era la úinca que lo hacía así que nos pusimos de acuerdo. A la 1 de la madrugada nos encontraríamos en el cuarto de una de las chicas, todas debíamos ser mi sigilosas, no hacer ruido, ir sin zapatos y llevar lo que tuviéramos. A la 1 y 15 ya estábamos todas juntas, no éramos muchas, no le pasamos la voz a todo el salón, había algunas que se tomaban el retiro en serio, oraban, lloraban, en fin. Tomámos y nos reímos, nos olvidamos que podían venir las monjas, cuando se acabó el trago todas regresaron a sus cuartos, excepto una amiga y yo. No sé por qué Carla me hizo esa pregunta pero fue tan inocente que le dije que sí, me preguntó si quería dormir con ella. Entramos a su cuarto, nos cambiamos frente a la otra sin roches ni temores, nos echamos juntas y dormimos abrazadas... Ya en casa, cuando mi mamá me preguntó por el retiro le conté que había dormido con Carla: craso error. - ¿Quéeeeeeeeeeee? ¿Cómo se te ocurre? Dime que estás bromeando. - No... no entiendo, ¿qué tiene de malo? Solo dormimos juntas, no nos besamos, no sé qué estás pensando. - ¿Qué? O sea que te podrías haber besado, ¿no? ¡¡¡ Eres una lesbiana!!!! ¡¡¡ Lesbiana de mierda!!! Mi madre estaa roja de furia, recuerdo que en esa época se teñía el cabello de rojo intenso (que le quedaba encantador) pero estaba despeinada, tenía el pelo alborotado y eso más la mirada que tenía y las palabras que decía hacían que pareciera el mismo diablo. - Ya, no te enojes, no volveré a dormir con una chica, lo siento, no sabía que estaba tan mal, fue inocente, te lo juro. - No se lo cuentes a nadie y ¡te prohibo que vuelvas a ver a esa mocosa del demonio!, lesbiana de mierda... Se fue de la habitación, me quedé con una sensación terrible, sentía culpa, pensé que era lesbiana, recordé lo de las duchas un año atrás. Sabía que ser lesbiana no estaba mal pero a pesar de saber que no lo era (porque me excitaba pensando en hombres más que nada) me sentía mal 'por serlo' ante los ojos de otras personas. Debía encontrar un enamorado ya.

miércoles, 26 de diciembre de 2007

Las duchas

A pesar de mi gran imaginación y desarrollado sentido del tacto, estudiar en un colegio de mujeres y encima católico restringía las experiencias que deseaba tener con los seres del sexo opuesto, solo tenía a los amigos del club, a los del instituto de inglés y a mis primos con quienes nunca pasó nada, ja... Pero... sí tenía muchas amigas así que, felizmente, siempre fui mente abierta y no me importó mucho no tener muchos hombres con quienes juguetear. Todos los veranos han sido y siguen siendo la extrema felicidad para mí, ese verano pasé casi todas las tardes en la piscina del club (no diré cuál para no comprometer a la gente de este relato), me gustaba bucear y luego aparecer rozándome con cualquiera y diciendo "ay, lo siento, buceaba con los ojos cerrados" pero obvio que ya había visto a esa persona antes, siempre chicos lindos, algunas veces con algunos de ellos jugábamos al atardecer cuando había poca gente a tirar un llavero y atraparlo buceando, entonces, cuando nos encontrábamos abajo peleábamos por atraparlo y, 'sin querer', nos tocábamos rápidamente las piernas, el estómago y subíamos lentamente y así todas las tardes. El club tenía vestidores por edades con duchas separadas para hombres y para mujeres y además cada ducha tenía un vestidor así que no era como que todo el mundo miraba a todo el mundo, se podría decir que los vestidores eran 'tranquilos'. Un día normal de verano, después de juguetear en la piscina me fui a duchar y cambiar, cuando entré no vi a nadie ni escuché a nadie, me empecé a duchar y como había estado jugueteando antes estaba todavía un poco alborotada. Normalmente, no me tocaba en lugares públicos como ése... pero no había nadie porque era medio tardecito, como las 7, así que empecé como siempre tocándome los senos, los pezones y luego bajando hasta llegar al clítoris..., las duchas tenían esas mangueras que puedes mover, así que me pasaba agua por abajo y ayyyyyyyyyyyy qué rico se sentía, empecé a gemir bajito, después más alto, no me importaba porque no había nadie y a esa hora nadie entraba al vestidor. En eso, escuché un ruido, pensé que alguien entraba, me callé, me puse roja, no sabía si me habían escuchado, me seguí duchando y paré la oreja. No era un ruido cualquiera, era un gemido tímido, débil, femenino que iba creciendo y se iba vigorizando, se volvía felino y, debo admitirlo, ¡me ponía!... Me sentí confundida, cuando entré pensé que no había nadie y tampoco escuché ninguna ducha, además... ella de hecho sí había escuchado la mía, entonces ¡¡¿por qué gemía así?!! La respuesta vino a mí en un instante, no lo dudé, estaba segura, obviamente quería que la escuchara así hablé sin pensarlo dos veces desde mi ducha. - Hola... ¿estás bien? - Mmm... sí, muy bien, ¿por...? Aaaaahhmmm...!!! - No, por nada... - ¿Y tú estabas bien hace un rato? - ¿Yo? Sí, claro.. ¿por qué? - "No, por nada..." - Ah... me haces la misma pregunta - No te preocupes, no pasa nada, no sé quién eres, solo sé que, así como yo, estás hot jajaja - Eh... no ( rojísima de la verguenza) - No te averguences, sabes...¡me llega la cucufatería limeña! Si tienes ganas, tienes ganas...Ahmm... qué rico... Luego uno o dos minutos escuchando sus gemidos, yo seguía rojísima, sin saber qué decir, qué hacer, ni siquiera me movía... - Oye, si quieres... te puedo enseñar unos cuantos truquitos, si no te da verguenza... hay que aprovechar que estamos las dos, mejor es de a dos - Claro.. (con más miedo que nunca y más roja que nunca) - Bueno.. ven! Cogí mi toalla y la busqué, estaba a tres duchas de mí. - ¡Hola!, me dijo. Yo no lo podía creer, era Silvia, la chica más popular del club entre los chicos de nuestra edad y yo la estaba viendo desnuda, a parte de los de mi madre y los míos eran los primeros senos que veía frente a mí al descubierto. - ¡Hola!... - Ven acá, no tengas miedo... Me cogió, suavemente, la cabeza y me empezó a dar besos por todas lados, en la frente, la nariz, la mejilla. Yo, obvio, me ruborizaba cada vez más. Hasta que me dio uno en la boca al que yo respondí, nos besamos como locas, ella me tocaba los senos y yo, tímidamente, le toqué un pezón. Me dijo que primero debía juguetear más con las aureolas, me lamió los pezones... fue exquisito, fue divino. Mi celular sonó, estaba con el timbre al máximo asi que salté de la ducha para contestar, arruinando el momento por supuesto. Era mi papá, avisándome que estaba esperando en el carro para ir a la casa. Me vestí al toque, me peiné, me puse un poco de perfume. Ella también. Los siguientes días transcurrieron como siempre, jugando en la piscina, disfruntando del sol y Silvia con su grupete. Ambas nunca dijimos nada, al menos eso creo yo.

Paréntesis

Luego sigo con más historia hasta llegar a la actualidad, solo quería comentar que me he estado paseando todo el santo día por blogs que, supuestamente, hacen que una se ponga hot pero NADA. Tendré que usar mi propia imaginación....

martes, 25 de diciembre de 2007

Inicios

Pensaba contar algunas de las cosas que están pasando ahora pero pensé que nunca está de más un poco de historia. La primera experiencia (trauma) que recuerdo fue a los 11 o 12 años, no estoy segura. Los besos de las telenovelas me dejaban de parecer cursis o aburridos, me empezaban a interesar; las escenas fuertes de las películas ya no me daban asco pero me ruborizaban y en las noches, cuando todos dormían... cerraba la puerta de mi dormitorio con llave para hacer cochinaditas. Empecé imaginando que me besaba con el chico más guapo del club o del cole o con cualquier chico X de la T.V., luego me imaginaba tirando con él... pero ¡NO!, dejaba de imaginar porque las monjas y la familia... Desde pequeña me enseñaron que debía permanecer virgen hasta llegar al matrimonio y que debía casarme de blanco y tener mi primer enamorado a los 18 años... y eso. Además, me enseñaron que la masturbación está mal, que solamente 'los mañosos enfermos' se masturban porque son tan animales que no se pueden contener. Al mismo tiempo, leía (no me acuerdo cómo, dónde ni por qué) unos libros sobre sexualidad que me decían todo lo contrario pero no lo podía evitar, me sentía culpable así que dejaba de dejar que mi imaginación trabaje. Las ganas se hicieron más fuertes durante el primer año desde la primera vez que empecé a imaginarme a mí misma de forma erótica. Cuando sentí que la imaginación no era suficiente sino que necesitaba SENTIR empecé, instintivamente, a tocarme los senos... delicadamente, pasaba mis dedos alrededor, también alrededor de los pezones, todo con mucha suavidad hasta que el calor hacía que mi cuerpo empezara a arder hasta que me daban ganas de arrancarme los pezones, también me daban ganas de lamerlos, siempre quise hacer que mi lengua llegara hasta ellos... Siguiente paso, el clítoris. Recién a los 17 años supe qué cosa era una penetración, desde la primera vez que me masturbe solo toqué el clitoris y con eso estuve, extremadamente, satisfecha. Sin embargo, ¡¡¡la virginidad!!! de la que me hablaba todo el mundo también era mental, también tenía que ver con la masturbación, la religión católica me hacía sentir culpable, sucia, mundana. Creo que alguna vez mi madre me escuchó gimiendo y tocó la puerta, yo me vestí al toque (me quitaba la ropa para masturbarme) y me dijo 'nunca le pongas seguro', me miró seriamente y se fue. Años más tarde se convertiría en normalidad que me llame 'puta' al discutir, no sé si hay relación entre un hecho y el otro. El punto de este post es que... tuve una adolescencia cucufata, me masturbaba a escondidas sin saber si estaba bien o mal pero siempre sintiéndome culpable. Fácil por eso ahora tengo ganas de no esconderme... ¿y si mi adolescencia no hubiera sido cucufata.... habría llegado virgen al matri? jaja... nah!... pero fácil no sería quien soy =)

lunes, 24 de diciembre de 2007

Primer post

Me llamo Paz Mass, tengo 19 años y, así como todos, todos los días, crezco. Últimamente, siento que las hormonas me tienen como loca. A todos nos pasa, ¿no?. Desde los 8 o 9 años, los y las más precoces empiezan a sentir... cierto alboroto hormonal. Yo empecé a sentirlo como a los 11 o 12 pero no quería crecer, quería seguir siendo niña. Recién a los 15 empecé a aceptar que "Ya pues Pasita (así me dicen... o Canela, por el color), tú tienes ganas de jugar un poquito más " y más o menos a esa edad tuve mis primeras experiencias sexuales, de las que hablaré con más detalle, seguramente, más adelante. Mi primera vez fue a los 17 y dos años después... parece que no hubiera pasado mucho tiempo porque sigo igual de tímida, miedosa e inexperta pero con más curiosidad. Decidí crear este blog porque pienso que ya es hora de decir, libremente y sin maquillaje, lo que siento, lo que hago y lo que quiero hacer y/o sentir con respecto a mi sexualidad. Esa es la razón por la que pongo mi nombre y mi apellido, mi edad e incluso el distrito donde vivo en este blog, porque no me debo y no me quiero esconder. Somos quienes somos. Espero que me comenten más adelante, que me critiquen, que me sugieran, que me den consejos, lo que sea. Esta es (soy)... ¡Canelita creciendo!